Holanda no siempre fue el país de las bicis

Mucha gente piensa que Holanda es un país en el peso de las bicicletas siempre existió. Sin embargo, eso no fue siempre así. El cambio hacia una cultura ciclista comenzó tras la segunda Guerra Mundial y tuvo varios desencadenantes.

Cuando pensamos en el país perfecto para pedalear, siempre nos viene a la cabeza Holanda; bueno, realmente los Países Bajos, que es el nombre oficial aunque la mayoría de la gente lo conoce como Holanda (que es, realmente, una región muy importante dentro del país). Hay otros, como Dinamarca, pero la cultura ciclista no es comparable. Holanda lleva siendo muchos años un paraíso ciclista y cualquier país tiene mucho que envidiarle en cuanto a movilidad sostenible, pero eso no siempre ha sido así. En los Países Bajos antes había muchos más coches en las calles y muchas menos bicicletas, ¿cómo consiguió Holanda convertirse en un país donde el transporte más utilizado es la bicicleta? Te contamos la historia ciclista  del país.

Cuando se compara la cultura ciclista de España y Holanda, muchos achacan al éxito de los Países Bajos la orografía del país, muy llano y con apenas desnivel. Sin embargo, Holanda tiene más de 180 días de lluvia, temperaturas muy bajas en invierno, nieve y fuertes vientos durante todo el año. Y, aun así, la bicicleta triunfa.

Antes de la segunda Guerra Mundial, Holanda ya contaba con carriles bici. Pero eran muy diferentes a los que hoy en día conocemos: estrechos, peligrosos y sin intersecciones. Además, durante el conflicto, el país quedó parcialmente destruido, por lo que el gobierno tuvo que tomar la determinación de reconstruir muchas de las zonas más afectadas. La historia ciclista comienza justo tras acabar esta guerra. Este país comenzó a mejorar económicamente hasta llegar a niveles muy altos. Entre 1948 y 1960 los ingresos medios aumentaron un 44% y para 1990, había aumentado un 220%, el poder adquisitivo de los habitantes creció, la mayoría tenía dinero para comprar productos de precios elevados, entre ellos, los coches.

En los años 60, el boom del coche llegó a todo el mundo, incluido Países Bajos. Las calles se llenaron de vehículos a motor y el uso de la bicicleta cayó como nunca antes lo había hecho. Ya no estaba bien visto utilizar este medio de transporte, lo que provocó que las infraestructuras para los coches se contruyesen por todas partes. En las ciudades más antiguas del país, donde las calles eran famosas por ser muy estrechas, se derribaron edificios enteros para levantar carreteras por las que pudieran circular los coches con mayor comodidad, las plazas se convirtieron en aparcamientos para automóviles.

El incremento de los vehículos motorizados trajo consigo el aumento de los accidentes. En 1971 las cifras fueron escalofriantes, más de 3000 personas murieron en accidentes de tráfico, alrededor de 400 era niños. La muerte de tantos menores provocó la movilización de la población, que salió a protestar a la calle. Fue entonces cuando comenzó el movimiento ‘Stop Kindermoord’, ‘Detener el asesinato de niños’, que pedía espacios seguros para los niños, pero también para todos los peatones y ciclistas. Este movimiento fue la clave para que las cosas cambiasen.

Fue Vic Lan-Genhoff, un periodista, quien le puso nombre al movimiento en un artículo, él mismo había perdido a uno de sus hijos en un accidente de tráfico. Tras el artículo nació la Unión de Ciclistas Unidos, quienes se encargaron de promover y defender el movimiento.

Dos años más tarde, en 1973, comenzó la crisis del petróleo. Oriente Medio dejó de exportar petróleo a Europa occidental y Estados Unidos. Esto fue el antes y después que marcó a los Países Bajos, un país que ya se estaba alejando poco a poco del coche. Fue entonces cuando la mentalidad el gobierno holandés cambió y comenzaron a construir infraestructuras para la bicicleta y a introducir políticas para potenciar el cambio. Algunas de ellas fueron los domingos sin coches. El centro de las principales ciudades pasó a ser peatonal, las protestas aumentaron, también la tensión y las marchas ciclistas masivas se convirtieron en habituales.

 La Haya fue una de las primeras ciudades en las que se construyeron carriles bicis seguros y segregados. Con las nuevas infraestructuras los desplazamientos en bicicleta aumentaron del 30 al 60%.

Así fue como, poco a poco, se construyeron las infraestructuras que hoy en día todos conocemos y que son la envidia de cualquier amante del ciclismo. No importa si te gusta moverte en bici por la ciudad, por carretera o por montaña, los Países Bajos tienen unas infraestructuras perfectas independientemente de la modalidad de ciclismo que practiques.

Hoy en día las políticas ciclistas están completamente integradas en todas las ciudades de los Países Bajos, incluso cuentan con una Embajada de la Bicicleta. El país está formado por 17,4 millones de habitantes y 22 millones de bicicletas. Es decir, cada habitante tiene en su poder una media 1,3 bicicletas. Las cifras de infraestructuras ciclistas también son envidiables, hay más de 37.000 kilómetros de carriles bici seguros. Gracias a todas estas políticas y cambios que se han ido desarrollando a lo largo de la historia, el transporte principal de todas las ciudades es la bicicleta.

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