La vida de un neumático de carreras
Lo primero que debemos tener en cuenta es que este tipo de neumáticos distan mucho de cualquier modelo de calle, puesto que deben ser capaces de soportar temperaturas de funcionamiento superiores a los 100 grados centígrados, cargas de más de 240 kg durante la transferencia de los casi 250 CV de potencia al asfalto, mantener la moto rodando a más de 300kms por hora, frenadas que alcanzan fuerzas de 1.5 a 2 G´s y además están obligados a funcionar al 100% mientras se está en carrera. Pero entremos un poco a su vida.

Luego de ser fabricados salen para ser usados en carrera, por ejemplo, se utilizan alrededor de 1.200 neumáticos para cada GP, cada neumático tiene un código escaneable, un grupo de llantas son asignadas a cada piloto y los comisarios saben que llanta pertenece a que piloto, y si una llanta la utiliza un piloto diferente este es penalizado, tanto el como el equipo.
Son montadas en los aros e infladas a una presión muy alta por los instaladores para comprobar su sellado y ajuste correcto. Luego de comprobar que todo este bien instalado le bajan la presión a su medida correcta de uso, según su compuesto, temperatura ambiente y circuito. Hoy en día cuentan con un sensor de presión de aire TAPS y un sistema de detección de neumático Wireless que ayuda a saber que tipo de neumático esta usando cada piloto.
Si los ingenieros detectan algún neumático con defectos, este es remitido al director técnico de la FIM y este le asignara otro neumático. Luego es enviado a fábrica para su inspección y detección de lo que ocurrió errado durante su fabricación.

Ya cuando están listos para carrera, se le colocan un calentador en los pits que le eleva a unos 80 grados centígrados de temperatura para que el piloto al salir al circuito no tarde tanto en llegar a la temperatura ideal y evite el graining y el spinning. Al empezar la carrera los neumáticos entran en la fase final de su vida útil, tras su uso se desmontan, se clasifican para nuevos análisis por parte de los ingenieros donde se podrán identificar los puntos fuertes y débiles de las llantas, para su mejora y desarrollo, luego posteriormente se reciclan.
Al final, la vida útil “óptima” de una llanta de MotoGP es muy corta, es de unos 120 kilómetros, suficiente para terminar una carrera, su peso oscila alrededor de 11 libras la delantera y 19 libras la trasera.
Así es la vida en la élite del motociclismo, donde todo el esfuerzo y tecnología se invierten para correr en una competencia, así resumimos la vida de un neumático de alto desempeño.