El motociclismo es una escuela de vida para los niños
Cada vez es más frecuente que los niños se inicien más jóvenes en las diferente modalidades del motociclismo. A muy temprana edad los niños tienen la percepción del deporte como una actividad de entretenimiento y diversión.
Cada vez es más frecuente que los niños se inicien más jóvenes en las diferente modalidades del motociclismo. A muy temprana edad los niños tienen la percepción del deporte como una actividad de entretenimiento y diversión.
El motociclismo es un deporte que incrementa y desarrolla las destrezas psicomotoras, inculca una formación social que ayuda a relacionarse con otros niños, practicándolo debidamente y acatando sus reglas, se convierte en algo divertido y seguro para los pequeños. Pero debemos mantener el enfoque en estos aspectos ya que es un deporte muy individual y competitivo y es fácil perder de vista el origen y la razón inicial de la práctica del deporte.
Un niño puede empezar en el mundo de las motos desde tan temprano como los 2 años de edad. Su capacidad y sus aptitudes determinarán la edad para empezar. Tenemos los casos de Jorge Lorenzo y Marc Márquez que empezaron en competencias desde muy jóvenes.
Es muy importante que el niño demuestre el interés y que la decisión salga de el mismo. Es normal que los padres que practiquen el motociclismo influyan en que el niño lo desarrolle también, pero no se debe presionar. Es normal que se intente influenciar a que les guste, el problema surge cuando la opinión del niño no es tomada en cuenta y no se presta la atención debida si lo esta disfrutando o no. Esta influencia puede generar diversas reacciones, normalmente el niño complace los padres y nota que de esa forma le prestan más atención, aunque su verdadera vocación este en otro deporte.
Por esto se debe establecer un comunicación asertiva y honesta con el niño y preguntarle si de verdad es lo que quiere hacer. Luego viene otro aspecto, es muy posible que el niño al gustarle las motos y estar definido que ese es su deporte de predilección, entre a participar en competencias y carreras. Aquí es donde se debe tener mucho cuidado como padres. Lo primero es que los padres normalmente no son los entrenadores ideales, la gran diferencia entre un adulto y un niño es el nivel de exigencia y aprendizaje, hasta la forma de hablarles es completamente diferente. Es común observar padres gritando y humillando a los niños en competencias, se debe cuidar este aspecto para no generar repudio de parte del niño al deporte que le gusta. Se debe capacitar a los niños en técnicas de manejo dictada por profesionales, medidas de seguridad y protección. Se debe inculcar el amor a la moto, su cuidado y limpieza, la responsabilidad que se debe tener al volante y la práctica de los principios éticos del deporte. No se puede exigir a un niño que compita con las exigencias de los padres, sin presionarlo y alejándolo de las conductas negativas, ya el entorno competitivo acarrea su propia presión.
En nuestro país existe el Club Enduro de Guatemala avalado por la FNMG (Federación Nacional de Motociclismo de Guatemala) que posee la división del IJA (Infantil, Juvenil y Aficionados). Esta división está diseñada para que los niños se desarrollen y practiquen el motociclismo en ambientes controlados, bajo estrictas medidas de seguridad y protección. El Club Enduro de Guatemala realiza a principios de año una escuela a la cual deben atender todos los niños que están empezando en el deporte, se realizan cursos de técnicas de manejo, de mecánica, de ética deportiva y de el uso de todos los implementos de protección durante la practica del deporte. Este deporte es muy completo desde lo físico, lo mental y lo social, pero debe ser practicado rigiéndose bajo las más estrictas medidas de seguridad, con un entrenamiento completo y dirigido. Todo deporte involucra riesgos, la práctica responsable y la observación de las medidas de seguridad y protección minimiza los riesgos en cualquier deporte. Para terminar el “Quality Time” que se disfruta compartiendo motos con el niño crea un nexo entre los padres y el niño que no tiene precio.