Wilma Rudolph: arrasó hace 63 años en los Juegos Olímpicos de Roma

La atleta firmó un histórico triplete al ganar los 100, 200 y 4×100 metros lisos en la capital italiana batiendo récords mundiales desde las series clasificatorias. Su historia de superación empieza desde la infancia, cuando sufrió polio y neumonía y un médico le advirtió de que no volvería a andar.

La vida de Wilma Rudolph es de película. Y no exageramos. Su biografía fue material del telefilme ‘Wilma’, escrito y dirigido por Bud Greenspan en 1977. Ocurre que la realidad supera a la ficción y Rudolph es de verdad esa chica a la que los médicos le dijeron que no volvería a andar y acabó convirtiéndose en triple campeona olímpica de velocidad al ganar el oro en los 100, 200 y 4×100 metros lisos en los Juegos Olímpicos de Roma 1960, hace ahora 63 años.

La carrera de Rudolph, ya ven, es una de sobreponerse a todas las dificultades. Nació en Marksville, Tennessee (EEUU) en 1940 siendo una niña prematura y, además, la 20ª hermana de 22. Pronto fue diagnosticada de varios males: escarlatina, neumonía y polio. La consecuencia directa de estas enfermedades fue dejarla físicamente inhabilitada. Tuvo que ponerse un aparato ortopédico en la pierna izquierda, porque se le había torcido y no podía caminar con tranquilidad. A esa desgracia se unió otra de contexto: en aquella época la segregación racial le impedía acudir a tratarse al hospital más cercano, y tuvo que hacer más de 160 kilómetros en autobús junto a su madre hasta Nashville para recibir tratamiento. Allí recibió la predicción fatal del médico, pero su madre le dio la contraria. “Yo creí a mi madre”, explicó años después al recordar el momento.

Su madre tenía razón y la receta de los cuatro masajes diarios en casa funcionó. Wilma Rudolph fue recuperándose y a la entrada de la adolescencia ya pudo empezar a practicar baloncesto. En la cancha la vio un entrenador y se maravilló de su talento natural para la velocidad, por lo que le animó a apuntarse al equipo de atletismo del instituto. Su progresión fue fulgurante: a los 16 años consiguió clasificarse para los Juegos Olimpicos de Melbourne que se celebraron entre noviembre y diciembre de 1956.

wilma rudolph en su victoria en los 100m lisos de roma 1960

Wilma Rudolph en su victoria en los 100m lisos de Roma 1960.Hulton Archive//Getty Images

Allí Rudolph compitió en los 200 metros lisos. Corrió en 24,6s (aún no había llegado el cronometraje electrónico y los tiempos se podían medir solo hasta las décimas), siendo tercera de su serie. Se clasificaron las dos primeras y se quedó bastante cerca. No importaba porque aún quedaba el relevo 4x100m, dos días después, y ahí Rudolph compitió tanto en series como en la final subiéndose al podio para recibir el bronce junto a Mae FaggsMargaret Matthews e Isabelle Daniels, todas mayores que ellas, y por detrás de las australianas y las británicas. Era la primera medalla olímpica de Wilma Rudolph.

Madre a los 18 años

Sin la proliferación de campeonatos de ahora, la pista de los resultados de la joven velocista se pierde después. Seguramente no compitió demasiado, porque antes de abandonar el instituto se quedó embarazada de su primer hija, lo que no le hizo abandonar su carrera académica. Pocos días después de dar a luz a Yolanda en 1958 se apuntó a la Universidad de Tennessee. Al año siguiente volvió a las pistas para ganar el título estadounidense de 100 metros y la plata en los Campeonatos Panamericanos.

Rudolph estaba llegando a su punto álgido, 1960. Se ganó su puesto para los Juegos Olímpicos de Roma batiendo el récord mundial de 200 metros lisos en los ‘Trials’ de selección. Y no solo eso, se convirtió en la primera mujer en la historia en bajar de los 23 segundos con 22,9s manuales en Corpus Christi (Texas). Era el aperitivo perfecto para lo que iba a suceder en la capital de Italia los primeros días de septiembre.

La afroamericana saltó a la pista del Estadio Olímpico junto al río Tiber a lo grande: el 1 de septiembre batió el récord mundial de los 100 metros lisos con 11,65s en las series. Al día siguiente se impuso en las semifinales rebajando la plusmarca hasta 11,3. La final se disputó esa misma tarde, y Rudolp corrió aún más rápido: 11 segundos exactos cronometrados manualmente (11,18 eléctricos). Sin embargo, el excesivo viento a favor de 2,8 m/s de espaldas invalidó la marca, pero no su primer oro olímpico. Sacó más unas tres décimas a sus rivales, la británica Dorothy Hyman y la italiana Giuseppina Leone. Cuentan que en los 80 minutos entre las semifinales y la final estaba tan tranquila que se durmió en la camilla de masaje.

La fiesta de Rudolph continuó al día siguiente en las series de 200m, donde batió el récord olímpico con 23,30s. Se relajó en las semifinales, pero aún así venció (23,79s). Hora y media después, el 5 de septiembre conseguía el segundo oro en la final con 24,13s, su peor marca en Roma porque enfrentó un viento muy perjudicial. La alemana Jutta Heine (24,58s) y la británica Dorothy Hyman (24,82s) volvieron a quedarse lejos del tremendo ritmo marcado por la estadounidense.

wilma rudolph completando la última posta del relevo 4x100 metros de estados unidos en los juegos olímpicos de roma 1960

Wilma Rudolph completando la última posta del relevo 4×100 metros de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Roma 1960Bettmann

A Wilma le faltaba una cita con el relevo 4×100 metros el 7 de septiembre. En las series cerró con la última posta y abrochó el récord mundial de Estados Unidos con 44,50s. Al día siguiente, a las 15:20h de la tarde en Roma, saltó a la pista con sus compañeras de la Universidad de Tennessee Martha Hudson, Lucinda Williams y Barbara Jones. Se hacían llamar las Tigerbelles. Las alemanas dominaban la prueba cuando Rudolph recibió. Estaba dos metros en desventaja, pero consiguió remontar hasta entrar en meta en 44,72s por delante de Alemania (45,00s) y Polonia (45,19s). Era el tercer oro, la consagración de Rudolph, que fue apodada como ‘La gacela negra’.

Un icono de la lucha racial

Los Juegos Olímpicos de Roma fueron los primeros televisados en la historia, lo que ayudó a convertir a Wilma Rudolph en una estrella a sus 20 años. “La gente me saltaba encima, me ponía micrófonos en la cara, se chocaban con mi espalda y no podía creerlo”, recuerda en su autobiografía sobre el fenómeno fan. El nuevo icono merecía un recibimiento a la altura en su ciudad, pero el gobernador la había preparado según las costumbres: segregado, solo para negros. Rudolph se opuso y consiguió cambiar los planes, recibiendo un homenaje que fue el primer acto de la historia de la localidad con los ciudadanos de las dos razas juntos.

wilma rudolph durante el recibimiento de honor en tennessee, el primer evento no segregado racialmente en su ciudad

Wilma Rudolph durante el recibimiento de honor en Tennessee, el primer evento no segregado racialmente en su ciudad.Bettmann

Siendo tan joven, su palmarés podría haber sido mucho más amplio, pero la atleta apenas compitió un par de años más, estableció algún récord mundial de velocidad más, como el de 200m yardas en pista cubierta, pero pronto lo dejó. Quería irse en todo lo alto, seguir el ejemplo de Jesse Owens, triunfador con cuatro oros en Berlin y retirado antes de enfrentarse a la derrota.

Todo fue prematuro para Rudolph, que murió demasiado joven, con solo 54 años en 1994 por un tumor cerebral. Antes se había convertido en un icono por la lucha racial y montó una fundación con su nombre en 1981 para ayudar a los atletas más jóvenes. “Les digo que lo más importante es ser creer en sí mismo”, recordaba.

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