Luis Grijalva, el “dreamer” que correrá por las medallas en el Mundial de Eugene

El guatemalteco Luis Grijalva, finalista el domingo en los 5 mil metros del Mundial de Eugene, creció en Estados Unidos bajo la protección del programa DACA, lanzado por Barack Obama para evitar la deportación de cientos de miles de personas que llegaron indocumentados cuando eran niños.

De pelo largo, sonrisa amable y zancada elegante, Grijalva es uno de esos jóvenes, conocidos como “Dreamers” (“Soñadores”).

“Es un honor representar a millones de guatemaltecos en el Mundial de Atletismo”, fueron las vibrantes palabras con las cuales  el corredor de medio fondo Luis Grijalva manifestó la emoción de haberse clasificado a la final de la categoría de cinco mil metros planos, en el Mundial de Atletismo que se desarrolla en Oregón, EE. UU., lo cual es ya un triunfo en sí mismo, y para hoy se espera con ansias un brillante papel en dicha prueba.

Su nacionalismo es especialmente significativo, porque se trata de un “soñador”, como se denomina a los jóvenes migrantes radicados en aquel país que fueron llevados a corta edad y que han vivido la mayor parte de sus vidas en dicho territorio. Sin duda alguna, el amor de Luis Grijalva a Guatemala, aprendido en su hogar, le condujo a anhelar con todas sus fuerzas poder competir con los colores azul y blanco en los Juegos Olímpicos de Tokio. Para ello tuvo que sortear  dificultades  a causa de su estatus legal. El esfuerzo valió la pena, porque en dichas justas deportivas fijó un nuevo récord nacional, vigente, para cinco mil y tres mil metros planos.

Con mayor ahínco, nuevos aprendizajes y experiencias, Grijalva se ha enfrentado a deportistas de élite de todo el mundo y ya se encuentra entre la élite. Es necesario destacar que el Comité Olímpico Guatemalteco le da el aval, pero todos los recursos con los que Grijalva se ha desarrollado  son fruto del esfuerzo de su familia y también del apoyo recibido  al ser  parte del equipo de atletismo de la Universidad del Norte de Arizona.  Este punto se menciona para resaltar la necesidad que los talentos atléticos nacionales puedan contar con mejor infraestructura, más apoyo y menos trabas o exclusiones burocráticas por parte de las autoridades deportivas nacionales y departamentales.

(Foto Jewel SAMAD / AFP)

Llegada a EE.UU.

“Nací en Guatemala, mis padres me trajeron de forma indocumentada a Estados Unidos cuando tenía un año. Crecí en Fairfield, California. Es un lugar bonito, verde y con colinas, pero la ciudad es bastante gueto. No es fácil convertirse en corredor viniendo de allí. 

Mi padre lava autos y también trabaja en una fábrica. Es la clásica historia del inmigrante en Estados Unidos. Tiene 60 años y trabaja como un loco.

Yo empecé a practicar atletismo cuando tenía unos 13 años y entraba en el instituto. Lo hice en el equipo de ‘cross’ pero no era muy bueno, y tardé en aficionarme a este deporte. Empecé a tomarlo en serio a los 16 años. En 2017, me incorporé a la Universidad del Norte de Arizona en Flagstaff, donde aún sigo”, narra Grijalva.

Una “inspiración”

“DACA me permite vivir en Estados Unidos y obtener un permiso de conducir y de trabajo. Pero no puedo pedir la ciudadanía, no puedo tener una ‘green card’ (residencia permanente).

Es muy difícil salir del país. Hay que solicitar el permiso con unos seis meses de antelación. Si salgo del país sin permiso, no puedo volver en diez años. El verano (boreal) pasado fui a los Juegos Olímpicos de Tokio y era la primera vez que salía de Estados Unidos. 

Sueño con viajar por el mundo pero los trámites administrativos siempre son muy pesados. Hay que contratar a un abogado que cuesta unos 4,000 dólares. 

Para Tokio obtuve mi permiso solo dos días antes de viajar. La experiencia fue increíble, todo se hizo en el último minuto. Llegué a Japón dos días antes de mi serie de clasificación y logré la última plaza de la final, para vivir una experiencia inolvidable contra los mejores corredores del mundo. 

Fue un gran logro, un sueño hecho realidad. De alguna manera pude representar a los ‘Dreamers’, a la gente que depende de DACA, a más de 600,000 personas. Tuve la suerte de contar con las personas adecuadas para ayudarme con mi sueño, pero me pongo en el lugar de alguien que no hubiera tenido los mismos recursos. 

Siempre recibo mensajes de ‘Dreamers’ que me dicen que soy una inspiración, que les doy esperanza. Mi cuenta de Instagram está siempre llena. Yo no soy un activista, solo una inspiración. Estoy feliz de atraer la atención sobre lo que es el programa DACA porque la mayoría de los estadounidenses no saben nada al respecto”, expresó.

“Esto es mucho más grande que el atletismo. Nosotros, los ‘Dreamers’, siempre estamos al límite, no sabemos lo que puede pasar en los próximos años.  Mis dos hermanos mayores acabaron ante tribunales de Estados Unidos, a veces en la cárcel. Ellos también estaban en DACA y no podemos permitirnos infringir la ley. Tenemos que ser aún más ejemplares que los ciudadanos. 

A ellos los enviaron de vuelta a Guatemala cuando tenía 13 años, no los he vuelto a ver. Mi madre regresó a Guatemala en 2020.  Todavía tengo mucha familia en Guatemala. Tengo mis raíces allí, me gustaría visitarles algún día”, dijo el joven atleta.

Fuentesoy502

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